martes, 24 de julio de 2012

Las cartas sobre la mesa

Mucho se ha dicho y escrito en este espacio sobre Manuel Añorve. Malos manejos, endeudamiento, guerra sucia y violencia, propuestas irresponsables, inseguridad a la orden del día, vínculos con el narcotráfico, etc., son sólo algunos de los temas que se han vinculado a este individuo que, en poco tiempo, después de su paso como presidente municipal de Acapulco, se convertirá en un flamante diputado plurinominal.

Traer de nuevo a colación a este personaje, tiene que ver con una nueva perla que le hereda a la gente a la que lo eligió: el desvío de 400 millones de pesos de su gestión en el municipio de Acapulco. Una cantidad obscena y vergonzosa que sólo evidencia, una vez más, la rapacidad e inconsciencia de quien pretendía ser gobernador del estado de Guerrero. No hay duda: el electorado tomó la mejor decisión al elegir abrumadoramente a su rival, Ángel Aguirre Rivero.

En cuanto Luis Walton, ganador indiscutible de la contienda por el municipio, tomé las riendas, queda por ver cómo se desarrollará el proceso para limpiar el cochinero que deja Manuel Añorve en Acapulco. La expectativa de que Walton hará un gobierno infinitamente superior, parece acertada.

Julio César Hernández.
Habrá que esperar a que se desarrollen los debidos procesos. Por lo pronto, el Contralor General del estado, Julio César Hernández Martínez, una de las figuras más respetables, destacadas y reconocidas del gabinete actual por el trabajo que ha realizado al castigar los malos manejos y proponer nuevas formas de buen gobierno, ha declarado que está listo para actuar y ya puso las cartas sobre la mesa: tan pronto se le dé el siga, entrará a investigar el caso.

No puede permitirse que aquellos que viven usando los cargos públicos como trampolines de sus posiciones políticas, pretendan vestirse de impunidad y engañar a los que los eligieron. Las cosas parecen estar cambiando.

Esperamos que así sea.



miércoles, 27 de junio de 2012

Entre broma y broma...

Entre broma y broma, la verdad se asoma, dicen por ahí. Los periodos electorales, con todo la carga racional y emotiva, chusca y violenta, que los acompañan, son el semillero del que surge gran parte de la normalmente inequívoca filosofía popular. Los comentarios, opiniones, insultos, groserías y demás artimañas que utilizan quienes de una u otra forma se ven involucrados en las elecciones, dejan un registro en nuestro inconsciente difícil de borrar. La más reciente campaña electoral por algunos distrito de Chilpancingo, así lo demuestra.

Desde hace ya algunas semanas, comenzó a circular por las redes sociales una imagen que muestra el rostro de Mario Moreno Arcos -una vez más candidato a la presidencia municipal-, Héctor Astudillo, actual presidente- y José Luis Perarlta Lobato -candidato a diputado-, tres políticos priístas cuya larga e ininterrumpida presencia en la política local, los ha convertido en blanco de críticas, tanto por ineptitud e ineficiencia de sus desastrosas gestiones, que hoy tienen a Chilpancingo en un estado lamentable, como por la obsesión caciquil por mantenerse en el poder y evitar la llegada de nuevos cuadros.

Independientemente de los comentarios que evoque la imagen, es indudable que ésta refleja un claro sentir ciudadano sobre los vicios y malas prácticas políticas que estos personajes han instaurado en el municipio, y quienes hoy, una vez más, buscan heredarse el poder para cubrirse la espalda y seguir haciendo de las suyas, manejando el municipio a discreción y como botín de uso estrictamente personal. Al menos, así lo muestra la dinámica entre Mario Moreno Arcos y Héctor Astudillo.

En el caso de José Luis Peralta Lobato, el asunto resulta más triste, pero no por eso menos grave. Este individuo, conocido por ser un auténtico bolsón, arrastra la sombra de ser el clásico burócrata-ocupa-cargos, que, entre otras cosas, fue despedido de la Secretaría de Educación por haber cometido la infame movida de incorporar a personas que cobraban como funcionarios, pero que realmente eran simples prestanombres que trasladaban su quincena a la bolsa del hoy candidato a diputado por el PRI en el VII distrito en el estado de Guerrero. El cinismo en su máxima expresión.

Para este personaje, traemos a colación un chusco video que muestra la faceta con la que el imaginario popular lo ubica: la del político huevón e ineficiente que vive del erario público bajo la ley del nulo esfuerzo y, por supuesto, de la insensibilidad por los problemas que realmente aquejan a la gente.





Cuando el río suena, es porque agua lleva, dice el viejo refrán. Si hoy a estos individuos se les apunta, es porque algo o mucho hay de cierto en lo que la gente comenta y platica.

Sus comentarios, son bienvenidos.

miércoles, 13 de junio de 2012

Nuevos personajes: "Malandros sin hueso".

La idea de este espacio ha sido la de denunciar a todos los malandros que se han colado en la política y han hecho de los cargos públicos sus botines personales, a partir de los cuales se han enriquecido de forma escandalosa y han utilizado como meros trampolines de sus ambiciones políticas, dejando olvidada a la gente que los eligió y apoyó.

Al observar la realidad electoral que vivimos hoy, hemos observado una nueva especie de individuos que resultan también muy nocivos para la convivencia social y política. Nos referimos a los "malandros sin hueso". Es decir, aquellos que por cosas del destino -o de su incompentencia- no alcanzaron un espacio para cobrar en el gobierno, o bien, lo perdieron por ineptos o ambiciosos.

Podemos mencionar a muchos de ellos -y lo haremos de manera recurrente- ya que estos individuos merecen ser conocidos por el cinismo y singular violencia verbal con que descalifican, algo que no contribuye a mejorar el de por sí complicado clima político que se vive, en este caso, en Guerrero.

Hoy nos centraremos en un tal Manuel Camargo de Chilpancingo. Real o no, este individuo se lleva las palmas por, entre otras cosas, hacer gala de su total desconocimiento del mundo profesional y académico, e intentar hacerse pasar por un "tipo que sabe". Un clásico "ignorante sabelotodo".

Fue imposible no soltar una sabrosa risotada al leer algunos comentarios suyos con los que intentaba descalificar a un candidato acusándolo de ser "DR. SIN MAESTRÍA". Tal vez nadie le ha explicado a este pobre individuo que en el mundo académico, no es indispensable tener un grado de maestría para ser Doctor. ¿Será que ni licenciatura tiene el tal Manuel?

Aún así, aplaudimos su valor para publicar comentarios que sólo evidencian su abismal ignorancia.

El otro caso, un poco más grave, es el de un tal Carr Miranda. Tanto él como Manuel Camargo, han sido muy activos para descalificar a un mismo candidato. Lo grave del Sr. Miranda, es el vocabulario violento que utiliza y que riega a mansalva por distintas cuentas e imágenes en Facebook.

Ya que los comentarios de este personaje son por demás desagradables, sólo mostramos una imagen de su perfil, para que, si usted lo ve por ahí, lo denuncie. Su lenguaje es por demás lamentable y hacer eco del mismo, es también ser cómplice de su violencia, su intolerancia, y por supuesto, aval de sus traumas personales.

Así, estos son dos de los primeros individuos merecen ser conocidos por la baja calidad ciudadana de su comportamiento, así como por la irresponsabilidad que demuestra su lenguaje destructivo y vulgar. Basta de estos malandros que disfrazados de ciudadanos, rompen el diálogo con tal de alimentar sus carencias personales e intelectuales.

Con este post inauguramos una nueva serie dedicada a los "malandros sin hueso". Aquellos individuos que, utilizando sus "cuentas personales" como instrumentos de descalificación, sólo contribuyen a descomponer el panorama político y no abonan en nada a la discusión de los temas que deben importar para evitar que pillos y ladrones se cuelen en la política y hagan de las suyas.

Hasta el próximo post.

jueves, 31 de mayo de 2012

Mario Moreno Arcos: el político del "yo no fui"

Tal vez una de las prácticas más perniciosas que los políticos utilizan para intentar ocultar su incompentencia, es aquella de culpar a otros por lo que en su momento, mientras ocuparon el cargo para el fueron electos,  "no pudieron hacer".  Más aún, si tal argumento se esgrime para pedir el voto de una ciudadanía a la que quieren gobernar nuevamente.

Aunque parezca historia de ficción, en Chilpancingo hoy se vive una historia de este tipo que se encarna en la figura de Mario Moreno Arcos, actual candidato a presidente municipal por el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Un individuo que busca repetir en el cargo y que en su momento, no sólo NO resolvió los principales problemas que aquejan al municipio, sino que pasó una nueva lista de los mismos a su amigo Héctor Astudillo Flores, actual presidente y orgulloso coordinador de la campaña de Enrique Peña Nieto.

Hace algunos días, en una reunión con transportistas, Moreno Arcos fue increpado sobre la falta de agua en el municipio, problema que lleva arrastrándose durante años y para el que ninguna de las administraciones priístas ha ofrecido soluciones reales. El argumento de la gente que lo confrontó fue claro, impecable e imposible de rebatir: si ya fue presidente municipal en su momento, por qué no resolvió el problema.

Un argumento imposible de rebatir, a menos que quien enfrenta tal argumento sea uno de esos políticos mañosos que ante la incapacidad de aceptar la responsabilidad de sus actos, opten por acusar a otros de sus mediocres resultados. Tal como Mario Moreno Arcos, quien, por la fácil, se limitó a decir que la culpa fue de Zeferino Torreblanca, ex gobernador del estado, quien, digámoslo así, no lo quería.

¿Es éste el tipo de políticos que necesitamos para cambiar las cosas? ¿De verdad cree Mario Moreno Arcos que la ciudadanía no se da cuenta que hoy pide un voto sin resultados que lo avalen? ¿De verdad cree que la sociedad guerrerense quiere políticos que sólo busquen justificar su incompetencia? ¿Hasta dónde puede llegar el cinismo de la clase política? A los políticos se les elige para que resuelvan las problemáticas que enfrenta su gente, pero eso no parecen tenerlo muy claro quienes hoy gobiernan el municipio.

Los años pasan y Chilpancingo sigue sin agua, pero eso no parece ser un problema para el propio Mario Moreno Arcos. Si no lo fue antes, ¿por qué habría de serlo hoy? A él lo que le importa es que la gente vote por él, lo que venga después es lo de menos.

Sabido es: Mario Moreno Arcos NO cumplió como presidente municipal en Chilpancingo. La pregunta debe ser, ¿por qué habría la ciudadanía de darle un voto de confianza otra vez?

Para reflexionar.


viernes, 25 de mayo de 2012

El PRI de siempre en Guerrero

El proceso electoral está de nuevo a todo en Guerrero. Una vez más, tenemos en el panorama una lista de figuras que intentan ganar el voto de los ciudadanos prometiendo sin reservas, las perlas de la virgen.

Manuel Añorve, Mario Moreno Arcos y Héctor Astudillo. El PRI de siempre en Guerrero.
Podríamos pensar que no hay ninguna novedad. Son los de siempre. Para muestra, basta observar la fotografía en la que aparecen Manuel Añorve -probado político con sospechosos vínculos, desastrosas gestiones y mañas sucias y violentas; Mario Moreno, de quien hablaremos más adelante; y Héctor Astudillo, presidente municipal saliente de Chilpancingo (famoso por su pésima gestión) y candidato perdedor a la gubernatura del estado de Guerrero. Los tres, con puestos garantizados como diputados plurinominales o al menos, con candidatura del PRI a puestos de elección popular.

Hoy, en Chilpancingo, Mario Moreno se lanza una vez más como candidato a la presidencia municipal. Acusado de traidor por sus seguidores priístas al haber apoyado abiertamente a Ángel Aguirre, hoy gobernador por el PRD en Guerrero, pide el voto de la ciudadanía prometiendo todo aquello que en su momento, no cumplió. Los problemas que arrastra el municipio, son resultado de la gestión de este personaje, los mismos que se han disparado con la de su sucesor, Héctor Astudillo.

La incapacidad del PRI en Guerrero para renovarse es alarmante. Sin nuevos rostros, hoy buscan una vez más el poder utilizando figuras rancias, añejas y altamente cuestionables, cuyas actitudes e intenciones, distan mucho de ser las de políticos de altura y con visión de estado. El caso de Mario Moreno en Chilpancingo, es similar al de Manuel Añorve en Acapulco. Ambos con resultados como gobernantes escandalosamente desastrosos y hoy, una vez, intentando engañar a los guerrerenses.

¿Son ellos los políticos que queremos para Guerrero?

jueves, 24 de mayo de 2012

El cochinero, a la orden del día.

Desde que se abrió este espacio, muchos han sido los hechos y voces que han apuntado hacia personajes de la política cuyos sospechosas prácticas y vínculos se han descubierto como abiertas transas y malos manejos. Casos como el Humberto Moreira en Coahuila, o más recientemente el de Tomás Yarrington en Tamaulipas, y Narciso Agundez en Baja California Sur, evidencian que el cochinero está a la orden del día.

El proceso electoral es siempre un buen momento para poner en la palestra pública a estos individuos que, aferrados al poder, se han apoderado de espacios y posiciones para utilizar el bienestar colectivo como moneda de cambio de sus intereses personales. Esto, debido a la atención que medios y ciudadanía prestamos a estos momentos decisivos de nuestra vida política.

Para los que hacemos el Plaguicida Político resulta indispensable contar con espacios de denuncia de aquellos que buscan alcanzar un cargo público, pero cuyos antecedentes evidencian actitudes y conductas propias de delincuentes y asesinos que, una vez en el poder, sólo contribuyen a empeorar las condiciones de vida de las sociedades que gobiernan.

Este no es un espacio de promoción política. No tiene filiación ni preferencia por ningún candidato o partido. Es un espacio de denuncia.

La elección se acerca día con día. De quienes resulten ganadores, se definirá el rumbo que sigamos en el futuro.

miércoles, 11 de enero de 2012

Responsabilidad de todos; apoyo con reservas.

“Yo vi disparar primero a la Federal”, dice un testigo presencial del caso Ayotzinapa. La nota, aparecida en el diario Milenio, ilustra muy bien cómo los cuerpos policiacos federales dispararon e intentaron ocultar la evidencia por medio de sobornos e intimidaciones. Las palabras del testigo no dejan lugar a duda: Me dijeron: "no vas a ser mal visto, mal recompensado. Olvídate de lo que dijiste. Di que te pusiste debajo de un carro y que no viste nada…”, que me retractara de lo que vi para no tener problemas con nadie.

El reciente informe preliminar de la CNDH es claro al indicar que tanto policías federales como estatales estuvieron involucrados. De éstos últimos, ya hay detenidos que están en espera de las investigaciones y el gobierno del estado ha declarado que acatará el informe. En el caso de los primeros, el gobierno federal ha optado por un oscuro silencio, que levanta la sospechas y hace pensar que intenta encubrir la responsabilidad de sus elementos, aunque resulta imposible ya dudar que es directamente culpable del lamentable hecho.

La pregunta es, qué sigue. El gobierno de Aguirre se ha mostrado dispuesto a aceptar el informe de la Comisión, así como a castigar a los responsables. ¿Y el federal? ¿Por qué insiste en encubrir, en ocultar, en obstaculizar las investigaciones, tal como apunta el Presidente de la CNDH y se dijo aquí anteriormente? ¿No está obligado hoy a dar la cara, tal como lo ha hecho la administración guerrerense? ¿Qué pretende la Policía Federal al mantener ese sospechoso silencio?

La Policía Federal disparó contra los normalistas de Ayotzinapa.
Independientemente de que los gobiernos asuman sus respectivas responsabilidades, queda pendiente aclarar el asesinato del empleado de la gasolinería que murió hace algunos días. ¿Se mostrarán igual de implacables para castigar a los responsables aquellos que con furia apoyan a los normalistas de Ayotzinapa? O una vez más, ¿se harán de la vista gorda con tal de defender su propia causa? Resulta prudente recordar que los normalistas de Ayotzinapa se manifestaban pero también estaban cometiendo actos bandálicos. Apoyar su causa debe hacerse con todas las reservas.

Se diga lo que se diga, en Guerrero existe un amplio sector de la población que desde hace tiempo reprueba la conducta violenta de los estudiantes de Ayotzinapa, quienes hoy, en pro de su causa, roban camiones de pasajeros, de alimentos, asaltan tiendas y ponen en jaque la convivencia social de la ciudadanía en Guerrero. No caigamos en la trampa de dar carta abierta a quienes hoy se ostentan como víctimas, y son a su vez, victimarios.

Ya se dijo aquí anteriormente que en el caso de Ayotzinapa no hay buenos ni malos. El papel de la ciudadanía debe ser exigir castigo a los responsables por la muerte de tres personas, no solamente de aquellos que hoy pretenden usarse como bandera y pretexto para cometer atropellos en nombre de causas sociales y políticas. La justicia debe ser pareja para todos y éste, es un buen momento para demostrarlo.

jueves, 5 de enero de 2012

PF, ¿responsable del caso Ayotzinapa?

En todo acontecimiento cargado de violencia, que incluya muertos y lesiones, lo primero que se busca son culpables. Ayotzinapa no es la excepión.

Desde que el pasado mes de diciembre se dieron los acontecimientos en Chilpancingo, Guerrero, en los cuales murieron personas por la impericia, ineficiencia y mala decisión de los cuerpos policíacos, así como por las buenas dosis de violencia de los normalistas de Ayotzinapa, se prendió la idea de que el gobierno estatal había sido responsable de disparar contra los manifestantes. Rodaron las cabezas del Procurador y del Secretario de Seguridad Pública de Guerrero. Hubo una "euforia" por condenar los hechos y apoyar a los estudiantes caídos.

Hoy las investigaciones siguen su curso, pero hay elementos que hacen pensar en la posible responsabilidad de la Policía Federal por la muerte de los dos individuos que murieron por impacto de bala. Sí, dos individuos que, por cierto, formaban parte de un violento grupo de "estudiantes", que incendiaron una gasolinería y provocaron la muerte de Gonzalo Miguel Rivas Cámara, empleado que logró sofocar el fuego y evitar una catástrofe de magnitudes que hoy, serían lamentables.

Los hechos son condenables por donde se vean. Tanto la Policía Federal es responsable por la brutal fuerza aplicada contra los manifestantes, como éstos, por la violencia y agresividad desbordada que caracteriza sus movilizaciones. Ambos son indefendibles. El Gobierno Federal deberá dar la cara y dejar de esconder la información que permita aclarar el caso, tal como apunta el presidente de la CNDH. Y los normalistas de Ayotzinapa, deberán responder por la muerte del empleado que hoy, parece ser el único héroe de la película.


Ni buenos ni malos. Responsables son los normalistas de Ayotzinapa, famosos por la violencia desbordada de sus movilizaciones; como las fuerzas federales, famosas por poner de cabeza entidades federativas y aplicar un política de seguridad altamente ineficiente.

martes, 3 de enero de 2012

Nuevo año, nuevo comienzo.

Hace cerca de un año comenzó este proyecto con motivo de la campaña para gobernador en el Estado de Guerrero. En aquellos momentos, era evidente que uno de los candidatos representaba no sólo al más rancio sector de la política estatal, corrupta y caciquil que durante años lastró la entidad, también se sumaba la posibilidad de dar carta abierta a la delincuencia por los oscuros nexos que mantenía y que eran un secreto a voces. Los posts publicados en este espacio son clara muestra de ello.

Hoy, este proyecto vuelve a la carga. El Plaguicida Político se reactiva. Busca denunciar, evidenciar y apuntar a todos aquellos personajes, grupos y prácticas corruptas, mañosas, violentas y criminales que sólo enturbian la convivencia social y política, frenando la posibilidad de desarrollarnos como una sociedad civilizada.

Seguramente lo que aquí se publicará no será del agrado de muchos. Se invita a participar a todos en la construcción de un espacio público crítico e implacable con quienes pretenden gobernar o quieren ser parte de los procesos de decisión que nos afectan de manera colectiva.

Será un año de grandes cambios para México, y por ende, de grandes retos. La política, por la carrera electoral que inicia, estará cargada de tensión y polarización, pero también de verdades incómodas para la clase gobernante. Es momento de alzar nuestra voz y decir lo que pensamos, de expresar el país que queremos con palabras y actitudes.

Allá vamos.