miércoles, 11 de enero de 2012

Responsabilidad de todos; apoyo con reservas.

“Yo vi disparar primero a la Federal”, dice un testigo presencial del caso Ayotzinapa. La nota, aparecida en el diario Milenio, ilustra muy bien cómo los cuerpos policiacos federales dispararon e intentaron ocultar la evidencia por medio de sobornos e intimidaciones. Las palabras del testigo no dejan lugar a duda: Me dijeron: "no vas a ser mal visto, mal recompensado. Olvídate de lo que dijiste. Di que te pusiste debajo de un carro y que no viste nada…”, que me retractara de lo que vi para no tener problemas con nadie.

El reciente informe preliminar de la CNDH es claro al indicar que tanto policías federales como estatales estuvieron involucrados. De éstos últimos, ya hay detenidos que están en espera de las investigaciones y el gobierno del estado ha declarado que acatará el informe. En el caso de los primeros, el gobierno federal ha optado por un oscuro silencio, que levanta la sospechas y hace pensar que intenta encubrir la responsabilidad de sus elementos, aunque resulta imposible ya dudar que es directamente culpable del lamentable hecho.

La pregunta es, qué sigue. El gobierno de Aguirre se ha mostrado dispuesto a aceptar el informe de la Comisión, así como a castigar a los responsables. ¿Y el federal? ¿Por qué insiste en encubrir, en ocultar, en obstaculizar las investigaciones, tal como apunta el Presidente de la CNDH y se dijo aquí anteriormente? ¿No está obligado hoy a dar la cara, tal como lo ha hecho la administración guerrerense? ¿Qué pretende la Policía Federal al mantener ese sospechoso silencio?

La Policía Federal disparó contra los normalistas de Ayotzinapa.
Independientemente de que los gobiernos asuman sus respectivas responsabilidades, queda pendiente aclarar el asesinato del empleado de la gasolinería que murió hace algunos días. ¿Se mostrarán igual de implacables para castigar a los responsables aquellos que con furia apoyan a los normalistas de Ayotzinapa? O una vez más, ¿se harán de la vista gorda con tal de defender su propia causa? Resulta prudente recordar que los normalistas de Ayotzinapa se manifestaban pero también estaban cometiendo actos bandálicos. Apoyar su causa debe hacerse con todas las reservas.

Se diga lo que se diga, en Guerrero existe un amplio sector de la población que desde hace tiempo reprueba la conducta violenta de los estudiantes de Ayotzinapa, quienes hoy, en pro de su causa, roban camiones de pasajeros, de alimentos, asaltan tiendas y ponen en jaque la convivencia social de la ciudadanía en Guerrero. No caigamos en la trampa de dar carta abierta a quienes hoy se ostentan como víctimas, y son a su vez, victimarios.

Ya se dijo aquí anteriormente que en el caso de Ayotzinapa no hay buenos ni malos. El papel de la ciudadanía debe ser exigir castigo a los responsables por la muerte de tres personas, no solamente de aquellos que hoy pretenden usarse como bandera y pretexto para cometer atropellos en nombre de causas sociales y políticas. La justicia debe ser pareja para todos y éste, es un buen momento para demostrarlo.

jueves, 5 de enero de 2012

PF, ¿responsable del caso Ayotzinapa?

En todo acontecimiento cargado de violencia, que incluya muertos y lesiones, lo primero que se busca son culpables. Ayotzinapa no es la excepión.

Desde que el pasado mes de diciembre se dieron los acontecimientos en Chilpancingo, Guerrero, en los cuales murieron personas por la impericia, ineficiencia y mala decisión de los cuerpos policíacos, así como por las buenas dosis de violencia de los normalistas de Ayotzinapa, se prendió la idea de que el gobierno estatal había sido responsable de disparar contra los manifestantes. Rodaron las cabezas del Procurador y del Secretario de Seguridad Pública de Guerrero. Hubo una "euforia" por condenar los hechos y apoyar a los estudiantes caídos.

Hoy las investigaciones siguen su curso, pero hay elementos que hacen pensar en la posible responsabilidad de la Policía Federal por la muerte de los dos individuos que murieron por impacto de bala. Sí, dos individuos que, por cierto, formaban parte de un violento grupo de "estudiantes", que incendiaron una gasolinería y provocaron la muerte de Gonzalo Miguel Rivas Cámara, empleado que logró sofocar el fuego y evitar una catástrofe de magnitudes que hoy, serían lamentables.

Los hechos son condenables por donde se vean. Tanto la Policía Federal es responsable por la brutal fuerza aplicada contra los manifestantes, como éstos, por la violencia y agresividad desbordada que caracteriza sus movilizaciones. Ambos son indefendibles. El Gobierno Federal deberá dar la cara y dejar de esconder la información que permita aclarar el caso, tal como apunta el presidente de la CNDH. Y los normalistas de Ayotzinapa, deberán responder por la muerte del empleado que hoy, parece ser el único héroe de la película.


Ni buenos ni malos. Responsables son los normalistas de Ayotzinapa, famosos por la violencia desbordada de sus movilizaciones; como las fuerzas federales, famosas por poner de cabeza entidades federativas y aplicar un política de seguridad altamente ineficiente.

martes, 3 de enero de 2012

Nuevo año, nuevo comienzo.

Hace cerca de un año comenzó este proyecto con motivo de la campaña para gobernador en el Estado de Guerrero. En aquellos momentos, era evidente que uno de los candidatos representaba no sólo al más rancio sector de la política estatal, corrupta y caciquil que durante años lastró la entidad, también se sumaba la posibilidad de dar carta abierta a la delincuencia por los oscuros nexos que mantenía y que eran un secreto a voces. Los posts publicados en este espacio son clara muestra de ello.

Hoy, este proyecto vuelve a la carga. El Plaguicida Político se reactiva. Busca denunciar, evidenciar y apuntar a todos aquellos personajes, grupos y prácticas corruptas, mañosas, violentas y criminales que sólo enturbian la convivencia social y política, frenando la posibilidad de desarrollarnos como una sociedad civilizada.

Seguramente lo que aquí se publicará no será del agrado de muchos. Se invita a participar a todos en la construcción de un espacio público crítico e implacable con quienes pretenden gobernar o quieren ser parte de los procesos de decisión que nos afectan de manera colectiva.

Será un año de grandes cambios para México, y por ende, de grandes retos. La política, por la carrera electoral que inicia, estará cargada de tensión y polarización, pero también de verdades incómodas para la clase gobernante. Es momento de alzar nuestra voz y decir lo que pensamos, de expresar el país que queremos con palabras y actitudes.

Allá vamos.