Manuel Añorve, el candidato de la violencia.

Muchos son los problemas que aquejan a Guerrero, y en particular a Acapulco. En este arranque de año ha quedado en evidencia que el puerto más famoso del pacífico mexicano está totalmente fuera de control. Todos los días se amanece con noticias sobre sangrientos asesinatos, robos, secuestros, levantones, peleas, desfalco, falta de agua, corrupción, extorsión, etc.

Acapulco se ha convertido en un territorio donde la ley que prima es la del más fuerte; la del más gandalla, la del más corrupto; y por supuesto, la del que tiene la anuencia y respaldo de Manuel Añorve.

Esta situación parece extenderse a otras ciudades del Estado. El día de ayer, en Chilpancingo,simpatizantes del candidato del PRI a la gubernatura de Guerrero golpearon casi hasta la muerte al representante de la Coalición Guerrero nos Une ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG), cuando éste les reclamó por retirar publicidad de Ángel Aguirre Rivero.

Este hecho, condenable por donde se le vea, recuerda a los famosos hombres de negro que operaron durante la campaña para la presidencia municipal de Acapulco a instancias de Manuel Añorve.

Estos escuadrones, caracterizados por las camisas negras que portaban, las capuchas que cubrían sus rostros, además de andar fuertemente armados, se dedicaron a robar urnas, golpear votantes y amedentrar a todos aquellos ciudadanos que intentaran emitir su sufragio en aquellas casillas cuya tendencia no beneficiaba al hoy candidato del PRI.

Es secreto a voces que estos grupos ya están de nuevo listos para operar el día de la elección, con la novedad que ahora lo harán en todo el Estado. Están formados por individuos de Guerrero, pero también por un gran contingente que viene de otras partes del país, y su objetivo, ante la gran diferencia que separa ya a ambos candidatos, es descarrilar la elección.

No hay duda que Manuel Añorve es el candidato de la violencia. Así lo reflejan sus tácticas de colusión e intimidación, además de su cuestionable comportamiento cotidiano (es de dominio popular el lenguaje denigrante y soez con el que se expresa de la gente, incluso de sus colaboradores más cercanos, además del autoritarismo violento con el que impone sus caprichos).